El Congreso Nacional de Chile aprobó la Ley de Protección de Rompientes, un hito histórico para el surf y las comunidades costeras del país. La norma, inspirada en el modelo peruano, reconoce a las olas como estadios naturales que merecen protección legal, no solo por su valor deportivo, sino también por su importancia ambiental, cultural y económica. La Cámara de Senadores respaldó el proyecto, con lo cual concluyó su tramitación en el Congreso. Ahora solo resta la promulgación presidencial y su publicación en el Diario Oficial para que entre en vigencia.
El Senado respaldó por mayoría las enmiendas introducidas por la Cámara de Diputados. El senador José Miguel Durana, uno de los autores de la moción, destacó que esta protección tiene una relevancia extraordinaria para el deporte, el medio ambiente y el litoral: “Estamos hablando de patrimonio vivo y dinámico que se debe resguardar con visión de futuro”.
Presentado en 2018 por la Asociación de Surf de Arica, el proyecto fue impulsado por organizaciones ligadas al mar y al surf como Fundación Rompientes, Parque Punta de Lobos, Parley for the Oceans y la Federación Chilena de Surf, que han trabajado durante años para visibilizar la importancia de cuidar las olas.

La experiencia del Perú —primer país del mundo en aprobar una ley de rompientes y con 48 olas ya protegidas gracias a la campaña ciudadana Hazla por tu Ola— fue clave como inspiración y ejemplo.
En el debate previo, la diputada Carolina Tello destacó: “Estamos siguiendo la normativa que viene del derecho comparado, en este caso de Perú, quienes han sido pioneros en este tema”. Por su parte, el surfista chileno Ramón Navarro resaltó a The Clinic los impactos de la norma en el país vecino: “La ley ha producido un efecto positivo en lo turístico y en lo deportivo. Ha crecido mucho en las comunidades, en las caletas de pescadores y en la práctica de los deportes acuáticos”.
Con esta aprobación, Chile se suma a un movimiento regional y global que busca garantizar que las rompientes sigan siendo escenarios de surf, identidad cultural, turismo sostenible y encuentro comunitario para las futuras generaciones.